
Las fuerzas de seguridad recibieron la orden de disparar a quienes se considere que participen en la violencia, mientras los actos esporádicos de vandalismo e incendios continuaron por segundo día a pesar del estricto toque de queda que comenzó el lunes en la noche.
Las protestas generalizadas han exigido la renuncia del presidente, Gotabaya Rajapaksa, y de su hermano, que dejó su cargo como primer ministro a principios de esta semana, por una crisis de deuda que ha dejado a la nación al borde de la quiebra y a su población lidiando con la escasez de combustible, alimentos y otros productos básicos. En los últimos días, ocho personas, incluyendo un legislador del partido gobernante y dos policías, y más de 220 resultaron heridas. Además, los ataques de las turbas han prendido fuego a edificios y vehículos.
Vehículos blindados con soldados fueron vistos entrando a algunas zonas de Colombo. Desafiando el toque de queda, algunos manifestantes de la oposición se han reagrupado frente a la oficina presidencial para continuar unas protestas que comenzaron hace más de tres semanas.
Videos publicados en redes sociales mostraron filas de camiones militares saliendo de la capital y a soldados levantando puestos de control en todo el país mientras se teme que el vacío de poder pueda allanar el camino a un alzamiento militar.
Un alto funcionario de Defensa, Kamal Gunaratne, negó estas especulaciones en una conferencia de prensa conjunta con los jefes del Ejército y la Armada.

Los envíos rusos a través de la instalación de Novopskov, en una zona controlada por los separatistas respaldados por Moscú, se cortarían a partir del miércoles, según la operadora. La compañía ucraniana dijo que el centro gestiona alrededor de un tercio del gas natural ruso que pasa por Ucrania hacia Europa occidental, aunque Gazprom, el gigante energético estatal ruso, dijo que manejaba apenas un cuarto.
Es la primera vez que el suministro de gas natural se ve afectado por la guerra iniciada en febrero. La maniobra podría obligar a Rusia a derivar las entregas de gas a territorio controlado por Ucrania para llegar a sus clientes en Europa. Gazprom dijo en un principio que no podía hacerlo, aunque datos preliminares de flujo apuntaban a que había aumentado el volumen en una segunda estación en territorio bajo control de Kiev.
La operadora atribuyó el corte a interferencias de las “fuerzas de ocupación”, incluyendo un supuesto desvío del gas. Apuntó que Rusia podría reconducir los envíos afectados a través del otro gran centro ucraniano, Sudzha, en una parte del norte del país controlada por Ucrania. Un vocero de Gazprom, Sergei Kupriyanov, tachó esa propuesta de “tecnológicamente imposible” y dijo que la empresa no veía motivos para esa decisión.

Ahora que las encuestas de opinión muestran que Boric ha perdido apoyo desde que ocupó el puesto, el presidente de 36 años ha declarado el final del periodo de transición y pidió que los ministros actúen con “sentido de urgencia” para abordar las demandas de los chilenos.
“Ha habido una suerte de relanzamiento de su narrativa”, dijo Eugenio Tironi, un sociólogo chileno. “Hay un cambio de tono, un cambio de rol, y se ve un gobierno mucho más activo.”
Boric dijo la semana pasada que analizaba la posibilidad de permitir que el ejército asistiera en actividades policiales en el sur del país, que se ha visto asolado por la violencia. Decenas de camioneros han bloqueado vialidades para exigir que se tomen medidas para garantizar su seguridad en las regiones de La Araucanía y Biobío, a unos 600 kilómetros (360 millas) de la capital Santiago.
La aparente disposición de Boric de apelar a la asistencia del ejército en cuestiones de seguridad pública, algo a lo que se ha resistido en el pasado, se ha dado luego de reconocer que sus casi dos meses en el poder no se han desarrollado exactamente como esperaba después de llegar a la presidencia con 56% de apoyo en la segunda vuelta electoral en diciembre.
“Ha habido dificultades y ha habido errores”, declaró Boric al periódico local La Tercera en una entrevista publicada el 1 de mayo. “Es importante asumir las responsabilidades propias”.
Las encuestas de opinión demuestran que el brillo de Boric rápidamente se opaca entre los chilenos.

En una actualización al final de la tarde, el ministerio del Interior detalló esas cifras en su cuenta de Twitter, mientras decenas de agentes se encuentran desplegados en las carreteras de acceso y salida de la ciudad de Santo Domingo de los Tsáchilas, en cuya cárcel estatal se produjo el motín que inició en horas de la madrugada.
Por su parte, el ministro del Interior, Patricio Carrillo, dijo que los privados de la libertad de una organización salieron de sus celdas y atacaron a los de otro grupo delictivo. “Jamás quieren rehabilitarse y lo han demostrado con hechos, son los hechos los que los definen. Lo que se vivió en el centro (carcelario) de la ciudad de Santo Domingo fue una crueldad”, sostuvo el funcionario.
Destacó que a simple vista “se puede evidenciar que los que perdieron la vida fueron ajusticiados con arma blanca, la mayoría de cuerpos tienen esas características” y ofreció la ayuda del gobierno a los familiares para trasladar los cuerpos a sus sitios de origen.
Añadió que se encontraron armas de fuego, granadas y otros materiales en poder de los presos de la cárcel Bellavista ubicada en esa ciudad, 70 kilómetros al suroeste de Quito.
La policía confirmó que tras la intervención de grupos tácticos y de asalto el centro de reclusión quedó nuevamente bajo el control de las autoridades, especialmente el pabellón de máxima seguridad, donde se produjeron los hechos.
Vídeos que circularon en las redes sociales mostraron la cárcel, aún a oscuras, y gritos y disparos que provenían de su interior.

El Hotel Saratoga, de cinco estrellas y 96 habitaciones en La Habana Vieja, se preparaba para reabrir sus puertas en los próximos días después de dos años cerrado por la pandemia de coronavirus cuando una aparente fuga de gas provocó una enorme explosión el viernes.
“Estamos esperanzados en que se sepa algo de la madre de mi primo, que se llama María Consuelo Alard”, dijo el domingo por la mañana a The Associated Press Ángela Acosta, una abogada de 44 años.
Alard vivía en el primer piso de un inmueble contiguo al Saratoga y pocos minutos después de los comentarios de su sobrina los bomberos sacaron a Sultán, un labrador negro que era la mascota de esa casa.
El estallido destruyó parcialmente el hotel y dañó varias estructuras cercanas, incluida una escuela primaria, el histórico Teatro Martí y una Iglesia Bautista, la sede de esa denominación religiosa en el occidente de la isla.
La iglesia dijo en su cuenta de Facebook que su templo sufrió daños estructurales “significativos”, como varias paredes y columnas desplomadas o agrietadas, el techo parcialmente colapsado y cuantiosas pérdidas en el mobiliario, pero aseguró que ningún miembro de su personal resultó herido a pesar que a la hora del accidente había personas trabajando allí.