
Los esfuerzos diplomáticos de Macron por impedir la guerra fracasaron, pero él no se rinde: los dos hombres han hablado en cuatro ocasiones desde que las fuerzas rusas atacaron Ucrania el 24 de febrero, y en 11 ocasiones en el último mes.
El mandatario francés, cuyo país ostenta ahora el turno de presidencia de la Unión Europea, es uno de los pocos extranjeros con acceso a la postura de Putin durante la mayor invasión militar europea desde la II Guerra Mundial.
El primer ministro de Israel, Naftali Bennett, también se está convirtiendo en mediador y se reunió el sábado con Putin en una visita sorpresa a Moscú, antes de volver a hablar por teléfono con él el domingo.
La persistente presión de Macron en favor del diálogo está en línea con la posición de Francia tras la II Guerra Mundial de labrar su propia senda geopolítica y negarse a seguir ciegamente a Estados Unidos.
Después de que las tropas rusas se adentraran en Ucrania, la determinación de Macron de mantener los canales de comunicación con Putin ofrece a los aliados occidentales un atisbo de lo que opina el líder ruso y de sus intenciones en el campo de batalla y en su país, mientras el Kremlin persigue a la oposición.
“Él mantiene un canal diplomático abierto para Occidente en caso de que Putin pueda querer desescalar y buscar una salida a la crisis”, dijo Benjamin Haddad, director para Europa en el Atlantic Council en París, y miembro del partido de Macron.
Macron también ha hablado con Putin en nombre del presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, dijo Haddad, e intentado obtener concesiones de Putin: declaraciones locales de cese el fuego, paso seguro para civiles atrapados y acceso para ayuda humanitaria.
Durante su llamada más reciente, el domingo, celebrada a petición de Macron, el mandatario francés y Putin hablaron durante casi dos horas sobre la seguridad de las plantas nucleares ucranianas.

Con la concreción del acuerdo dada a conocer por el Ministerio de Economía concluyeron tratativas entre las dos partes que se remontan a 2020. Ese diálogo por momentos áspero incluyó frenéticas conversaciones que tuvieron lugar en las últimas semanas con vistas a definir la letra pequeña de los aspectos más conflictivos.
El 28 de enero el gobierno del presidente peronista Alberto Fernández había anunciado un principio de entendimiento con el organismo para refinanciar un préstamo millonario otorgado en 2018, durante la presidencia del conservador Mauricio Macri (2015-2019) y en medio de una crisis monetaria, y desde entonces las conversaciones se aceleraron para concretar el acuerdo.
El monto inicial otorgado había sido por unos 57.000 millones de dólares, el más grande en la historia del organismo. Al país sudamericano fueron girados finalmente unos 45.000 millones de dólares.
El Ministerio de Economía informó en un comunicado que el acuerdo supone reemplazar el plan de 2018, conocido como Stand By, y por el cual Argentina enfrentaba vencimientos de pagos concentrados en 2022 y 2023, por un nuevo programa de Facilidades Extendidas durante dos años y medio que incluye diez revisiones por parte del organismo que se realizarán de manera trimestral.
Gracias al entendimiento logrado, el país recibirá desembolsos para hacer frente a los vencimientos del programa de 2018, que este año ascienden a 19.000 millones de dólares y en 2023 a 21.000 millones, montos que no pueden ser cubiertos por las reservas en el Banco Central.

En un mensaje a la nación grabado en video y difundido el jueves por la mañana, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, pidió a los ucranianos que mantuvieran la resistencia, sin mencionar si las fuerzas rusas habían tomado alguna ciudad.
Prometió que los invasores no tendrían “ni un momento de tranquilidad” y describió a los soldados rusos como “niños confundidos que han sido utilizados”.
Rusia reconoció por primera vez desde el inicio de la invasión que casi 500 soldados rusos murieron en los combates y unos 1.600 habían resultado heridos. Ucrania no ha dado datos de bajas militares.
Al menos 227 civiles han muerto y otros 525 han resultado heridos desde el comienzo de la invasión, según las últimas cifras de la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Ucrania había informado antes de más de 2.000 civiles muertos, una cifra que no fue posible verificar de forma independiente.
Por otro lado, la agencia de refugiados de Naciones Unidas dijo que un millón de personas ha abandonado Ucrania desde que las fuerzas rusas invadieron la semana pasada. La Asamblea General de Naciones Unidas condenó la invasión y pidió a Rusia que retirase sus tropas de Ucrania.
A continuación, un vistazo a aspectos clave del conflicto:
POSIBLES CONVERSACIONES:
El ministro ruso de Exteriores dijo que Moscú está dispuesta a entablar conversaciones de paz, y se esperaba que funcionarios de Ucrania y Rusia se reunieran el jueves en Bielorrusia.
VIENA — El jefe de la agencia atómica de Naciones Unidas dice que una central nuclear ucraniana fue alcanzada por un “proyectil” ruso, pero el edificio atacado era un centro de formación y no se ha liberado radiación.
Los reportes iniciales no aclaraban qué parte del complejo se vio afectada por el incendio posterior al bombardeo del jueves en la noche, en plena invasión rusa de Ucrania.
El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica, Rafael Mariano Grossi, dijo el viernes que el edificio “no forma parte del reactor”.
Los ucranianos siguen controlando el reactor y el incendio se ha extinguido, agregó.
La empresa nuclear estatal ucraniana reportó que tres soldados ucranianos fallecieron y otros dos resultaron heridos en la agresión.
Según la ONU, solo uno de los reactores de la central está operativo, y a alrededor del 60% de su capacidad.
MOSCÚ — Roskomnadzor, el regulador estatal de medios de comunicación de Rusia, bloquea el acceso a las webs de cinco medios internacionales.

La cifra de refugiados proporcionada por la ONU a The Associated Press se alcanzó el miércoles y supone que más del 2% de la población ucraniana se ha visto expulsada del país en menos de una semana. La evacuación masiva era patente en Járkiv, donde residentes desesperados por escapar de los proyectiles abarrotaban la estación de tren de la ciudad y llenaban los trenes, a veces sin saber a dónde se dirigían.
Una columna de tanques y otros vehículos parecía llevar días atorada fuera de la capital, Kiev, mientras los combates continuaban en varios frentes en Ucrania. El jueves se esperaba una segunda ronda de conversaciones en la vecina Bielorrusia, aunque los dos bandos parecían haber encontrado poco terreno común.
“Estamos dispuesto a mantener conversaciones, pero continuaremos la operación porque no permitiremos que Ucrania conserve una infraestructura militar que amenaza a Rusia”, dijo el ministro ruso de Exteriores, Sergey Lavrov, añadiendo que Rusia permitiría que los ucranianos elijan su gobierno.
Lavrov añadió que Occidente ha armado de forma continuada a Ucrania, dado instrucción a sus tropas y construido bases allí para convertir el país en un baluarte contra Rusia, repitiendo las afirmaciones esgrimidas por Moscú para justificar su operación en Ucrania.
Estados Unidos y sus aliados han insistido en que la OTAN es una alianza defensiva que no supone una amenaza para Rusia. Y Occidente teme que la invasión rusa pretenda derrocar el gobierno de Ucrania e instalar un régimen afín.