- Detalles
- Operador 3
- Noticias E.E.U.U
- 741

Cientos de dolientes acudieron el martes por la tarde al funeral de Amerie Jo Garza, una sonriente niña de cuarto grado que fue asesinada hace una semana, cuando Salvador Ramos, de 18 años, irrumpió en su escuela primaria de Uvalde, Texas, y comenzó a disparar.
El funeral de Amerie es el primero desde la masacre, y el de Maite Rodriguez está programado para la noche del martes en una de las funerarias de Uvalde.
Dentro de las próximas dos semanas y media habrá otros 19 funerales para los 19 niños y dos maestras que fueron asesinados en esa aula el pasado 24 de mayo.
Erika Santiago, su esposo y sus dos hijos fueron al funeral de Amerie con camisas de color morado, adornadas con imágenes de las víctimas. Santiago se refirió a Amerie como una “niña muy buena que sonreía mucho” y que era “muy sencilla y carismática, pero llena de vida”.
Santiago dijo que su hijo de 10 años, Adriel, miró horrorizado las primeras imágenes en las noticias después del tiroteo y reconoció a sus amigas Amerie y Maite.
“Me dijo que no quería ir a la escuela por miedo a que pasara eso”, contó Santiago. “Me dijo: ‘Mamá, no me siento a salvo’”.

El de Amerie Jo Garza, de 10 años, se llevó a cabo en la funeraria Hillcrest Memorial de Uvalde, Texas, justo enfrente de la escuela primaria donde los niños, junto con dos maestras, fueron asesinados a tiros el martes antes de que el propio autor de los disparos fuera abatido. El velorio de otra niña de 10 años, Maite Rodriguez, tuvo lugar en la otra funeraria de la ciudad.
Durante las próximas dos semanas y media, los habitantes de esta ciudad del suroeste de Texas se despedirán de los niños y de sus profesoras en sucesivas y desgarradoras ceremonias funerarias y entierros. A medida que la familia y los amigos descargan su dolor, los encargados de la investigación exigirán respuestas sobre cómo respondió la policía al tiroteo, y los legisladores han dicho que sopesarán qué puede hacerse para contener la violencia con armas de fuego que se extiende por todo Estados Unidos.
Tan sólo esta semana están previstos los funerales de 11 niños y de la profesora Irma Garcia.
El lunes, algunos de los dolientes que asistieron al velorio de Amerie vestían tonalidades lila o lavanda —las favoritas de Amerie— a petición de su padre, Angel Garza. Muchos llevaban flores, incluyendo algunas moradas.
La pequeña, a la que le encantaba dibujar, había recibido un teléfono celular por su cumpleaños número 10. Una de sus amigas le dijo a Angel Garza que Amerie intentó usar el teléfono para llamar a la policía durante el ataque a su clase de cuarto grado.
Leer más: Uvalde: Velorios, funerales y entierros, uno tras otro
- Detalles
- Operador 3
- Noticias E.E.U.U
- 925

Estaba la foto de Instagram de una mano sosteniendo el cargador de un arma, un perfil de TikTok que advertía “Niños, tened miedo”, y la imagen de dos rifles semiautomáticos estilo AR expuestos sobre una alfombra, fijada en la parte superior del perfil de Instagram del asesino.
Los tiradores están dejando pistas digitales que sugieren lo que está por venir mucho antes de que aprieten el gatillo en la vida real.
“Cuando alguien empieza a publicar fotografías de las armas que empezó a comprar, están anunciándole al mundo que están cambiando quién es”, dijo Katherine Schweit, una agente del FBI retirada que supervisó el programa de tiradores activos de la agencia. “Es un pedido de ayuda. Es una burla: ¿puedes atraparme?”.
Las publicaciones premonitorias, sin embargo, suelen perderse en la red sin fin de fotografías de Instagram en las que aparecen rifles semiautomáticos, pistolas y munición. Existe incluso una popular etiqueta dedicada a animar a los usuarios de la plataforma a publicar fotos a diario con armas de fuego, que acumula más de dos millones de posts.
Para las fuerzas de seguridad y las empresas de redes sociales, detectar una publicación sobre armas de un posible tirador masivo es prácticamente imposible, apuntó Schweit. Este es el motivo por el que pide a la gente que no ignore este tipo de publicaciones, especialmente si son de menores o de adultos jóvenes. Recomienda reportarlas a un consejero escolar, a la policía o incluso a la línea de información del FBI.

Cazares, un veterano del ejército, pasó los siguientes agónicos 35 a 45 minutos escudriñando entre los niños que escapaban de la escuela primaria Robb en busca de su hija de 9 años, Jacklyn. Al mismo tiempo, anhelaba entrar él mismo a buscarla, y se sentía cada vez más irritado, junto con otros padres, por el hecho de que la policía no estuviera haciendo más para detener al adolescente que se refugió en un aula y que estaba asesinando a los niños.
“Muchos de nosotros discutíamos con la policía: ‘Todos ustedes tienen que entrar ahí. Tienen que hacer su trabajo’”, recordó Cazares. “Estábamos dispuestos a poner manos a la obra y entrar nosotros”.
Al final, 19 niños y dos maestras fueron asesinados a tiros en los aproximadamente 80 minutos que el atacante pasó dentro de la escuela en Uvalde, Texas, una pequeña comunidad predominantemente latina que se encuentra entre sembradíos de verduras a medio camino entre San Antonio y la frontera con México.
Este relato del tiroteo escolar más mortífero desde la escuela Sandy Hook se basa en una línea de tiempo de las fuerzas del orden, las grabaciones y numerosas entrevistas con residentes de Uvalde en las horas y días posteriores a la masacre.
El hombre que las autoridades han identificado como el atacante, Salvador Ramos, se levantó temprano el 24 de mayo, enviando mensajes inquietantes. Ramos había cumplido 18 años apenas la semana anterior y rápidamente compró dos rifles estilo AR-15 y cientos de balas.
- Detalles
- Operador 3
- Noticias E.E.U.U
- 1068

Ocurrió después de Sandy Hook, después de Parkland, después del tiroteo en un club nocturno de Orlando y tras el ataque de este mes a un supermercado en Buffalo. En cuestión de horas tras la balacera del martes en una escuela de Uvalde, Texas, comenzó otro brote en el que usuarios de internet compartían afirmaciones sin base sobre el hombre identificado como agresor y sus posibles motivos.
En Twitter, Reddit y otras plataformas de medios sociales aparecieron con rapidez afirmaciones infundadas de que el tirador era un inmigrante que vivía de forma ilegal en Estados Unidos, o una persona transgénero. Iban acompañadas de teorías conspirativas ya conocidas que sugerían que todo el tiroteo había sido preparado de alguna manera.
Las afirmaciones reflejan problemas más amplios con el racismo o la intolerancia hacia las personas transgénero, y son un esfuerzo por atribuir el tiroteo a minorías que ya sufren altas tasas de acoso en internet y crímenes de odio, según el experto en desinformación Jaime Longoria.
“Es una táctica que sirve a dos propósitos: evita las conversaciones reales sobre el problema (de la violencia armada) y da a la gente que no quiere enfrentar la realidad un chivo expiatorio, les da alguien a quien culpar”, dijo Longoria, director de investigación en la Disinfo Defense League, un grupo sin fines de lucro que trabaja para combatir la desinformación racista.
En cuestión de horas tras el crimen se hicieron virales publicaciones que afirmaban falsamente que el tirador vivía en el país de forma ilegal. Algunos usuarios añadieron detalles pintorescos como que estaba “huyendo de la Patrulla Fronteriza”.