
Decenas de unidades de rescate acudieron al edificio parcialmente derrumbado y se vio a los bomberos sacar a los sobrevivientes entre bloques de hormigón.
Treinta y cinco personas han sido sacadas de los escombros, relató Raide Jadallah, jefe de operaciones de los bomberos de Miami-Dade. Añadió que las tareas de búsqueda y rescate continúan.
La policía de Miami-Dade informó a través de Twitter que una persona murió en el derrumbe.
El alcalde de Surfside, Charles Burkett, dijo en conferencia de prensa que, según el administrador del inmueble, éste estaba ocupado prácticamente en su totalidad.
“El edificio quedó literalmente aplastado como un panqueque”, dijo Burkett. “Es algo desgarrador porque significa en mi opinión que no tendremos tanto éxito como esperábamos al encontrar personas con vida”.
Diez personas recibieron atención médica en el lugar y dos en un hospital, una de las cuales murió, dijo Burkett. Añadió que 15 familias salieron del inmueble por sus propios medios.
“He vivido aquí toda mi vida y jamás he visto nada parecido”, dijo.
Santo Mejil, de 50 años, dijo al Miami Herald que su esposa le había llamado desde el edificio, donde trabajaba como asistente de una anciana.

Los índices de criminalidad han aumentado luego de haber caído significativamente en los primeros meses de la pandemia de coronavirus, y están creando dificultades económicas y ansiedad. El plan de Biden se enfoca en dar dinero a las ciudades que necesitan más presencia policial, en ofrecer apoyo a la comunidad y, sobre todo, en combatir la violencia con armas y a los que suministran armas de fuego ilegales.
“Estos mercaderes de la muerte están quebrantando la ley para obtener ganancias”, dijo Biden. “Si usted vende deliberadamente un arma de fuego a alguien que no está autorizado para tenerla, mi mensaje para usted es este: Lo encontraremos e iremos tras su licencia para vender armas. Nos aseguraremos de que no pueda vender muerte y caos en nuestras calles”.
Sin embargo, también están en juego políticas muy espinosas, y el plan de Biden muestra las pocas opciones que tiene el presidente demócrata en este tema.
Las medidas que el mantadario esbozó están dirigidas a ir tras los traficantes de armas que violan la ley federal, y a establecer fuerzas de choque en varias ciudades para ayudar a frenar el tráfico de armas. Biden también dijo que buscaría destinar más fondos para la agencia que rastrea las armas de la nación.

Una persona familiarizada con la cuestión dijo después de una reunión con demócratas que Pelosi le había comentado a sus colegas que crearía un panel investigador. La persona habló bajo condición de anonimato a fin de discutir conversaciones privadas. Sin embargo, Pelosi lo negó más tarde, diciendo a los reporteros: “No, yo no hice ese anuncio”.
Los senadores republicanos bloquearon el mes pasado una iniciativa para la formación de un panel bipartidista e independiente que investigara el ataque perpetrado por simpatizantes del expresidente Donald Trump. Después de eso, Pelosi dijo que la Cámara de Representantes intensificaría las investigaciones sobre el asalto, en el que una multitud violenta sobrepasó a la policía, irrumpió en el inmueble y buscó a los legisladores para tratar de impedir la certificación de la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales.
Una nueva comisión investigadora pondría a una mayoría de demócratas a cargo de la pesquisa. Más de 35 representantes y siete senadores republicanos dijeron que querían evitar una investigación partidista y que apoyaban la propuesta para formar una comisión que habría tomado como modelo un panel similar que investigó los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Harris visitará la zona de El Paso acompañada por el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, dijo el miércoles su asesora Symone Sanders en un comunicado.
Durante meses la vicepresidenta ha sido objeto de ataques de los republicanos e incluso de críticas en su Partido Demócrata por no haber visitado la zona.
El presidente Joe Biden le encargó la tarea de enfrentar las raíces profundas de la migración desde Centroamérica a Estados Unidos.
A la fecha se ha concentrado principalmente en conversar con gobernantes locales y grupos activistas con el objetivo de mejorar las condiciones económicas y de vida en la región. Harris ha dicho que su objetivo es ofrecer a los habitantes de Guatemala, El Salvador, Honduras y México esperanza hacia el futuro, para que no se vean obligados a dejar sus países en busca de mejores oportunidades.
Los colaboradores de Harris insisten en que sus gestiones son distintas a los problemas de seguridad que enfrentan las autoridades estadounidenses en su intento por controlar un aumento en los cruces fronterizos. Sin embargo, los republicanos han aprovechado que Harris y Biden no han acudido a la frontera para sostener que el gobierno no se ocupa de la crisis.

En una tercera instalación en Texas, un hondureño de 16 años dijo que no se había reunido con un coordinador de caso en más de tres semanas para ver si podía irse a vivir con su hermana en Nueva Orleans.
“Estoy desesperado. No me importaría estar aquí 20 o 30 días si supiera que pronto voy a ser liberado. Pero como el proceso no ha comenzado y como no tengo idea de qué está sucediendo o cuándo iniciará el proceso, eso me hace sentir muy, muy ansioso. No sé cuándo terminará esto”, comentó.
Más de una docena de menores inmigrantes describieron condiciones similares y la desesperación que sentían por salir de los centros de alojamiento de emergencia de gran escala montados por el gobierno de Joe Biden en sitios como centros de convenciones y bases militares para enfrentar un aumento récord en el número de menores que cruzan la frontera entre México y Estados Unidos.
Los menores fueron entrevistados por defensores de los inmigrantes entre marzo y junio, y sus testimonios fueron presentados la tarde del lunes en una corte federal en Los Ángeles que supervisa el acuerdo que regula las condiciones de custodia para los menores que cruzan solos la frontera.