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El condado Los Ángeles, epicentro de la crisis en California, ha rebasado ya las 10.000 muertes por COVID. Los hospitales de la zona están desbordados y tienen problemas para mantener sus elementos básicos, como oxígeno, para tratar a un número récord de pacientes con problemas respiratorios. El sábado, cuadrillas del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos llegaron para surtir oxígeno de algunos hospitales.
A nivel nacional, han fallecido de COVID-19 un promedio de poco más de 2.500 personas en los últimos siete días, según datos de la Universidad Johns Hopkins. La cifra por día de nuevos casos registrados en ese periodo ha promediado casi 195.000, una declinación respecto de las dos semanas anteriores. Se teme que las reuniones de fin de año puedan causar otra alza de contagios.
El jefe de la asociación de directores funerarios del estado afirmó que las morgues se están llenando en California, mientras el número de muertos por COVID-19 en Estados Unidos superó el domingo los 350.000. Los expertos anticipan otro aumento en los casos de coronavirus y las muertes derivadas de las reuniones que hubo durante Navidad y Año Nuevo.
Los datos compilados por la Universidad Johns Hopkins muestran que Estados Unidos superó el umbral el domingo por la mañana. Más de 20 millones de personas en el país se han contagiado. Estados Unidos ha comenzado a utilizar dos vacunas contra el coronavirus para proteger a los trabajadores de la salud y a los residentes de las casas de ancianos y a quienes los atienden, pero el lanzamiento del programa de inoculación ha sido criticado de lento y caótico.
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La llamada telefónica con el secretario de Estado Brad Raffensperger el sábado fue el paso más reciente en un intento sin precedentes por un presidente en funciones para presionar a un funcionario estatal a que revierta el desenlace de unas elecciones libres e imparciales que él perdió. El mandatario, que se ha negado a reconocer su derrota frente al presidente electo demócrata, alegó repetidas veces que Raffensperger podía cambiar los resultados certificados.
“Todo lo que quiero hacer es esto. Sólo quiero hallar 11.780 votos, que es uno más de los que tenemos”, afirmó Trump. “Porque ganamos el estado”.
Georgia contó sus votos en tres ocasiones antes de certificar el triunfo de Biden por un margen de diferencia de 11.779, hizo notar Raffensperger, y señaló: “Presidente Trump, hemos tenido varias demandas, y hemos tenido que responder en la corte a las demandas y los litigios. No estamos de acuerdo en que usted haya ganado”.
The Washington Post publicó primero en internet fragmentos de audio de la conversación. The Associated Press obtuvo el audio completo del diálogo de Trump con funcionarios de Georgia a partir de una persona que participó en la llamada. La AP tiene una política de no amplificar la desinformación y las acusaciones no demostradas. La agencia noticiosa dará a conocer el audio completo y le añadirá material de verificación de hechos a una transcripción.

El portavoz de Letlow Andrew Bautsch confirmó la muerte del legislador de 41 años de edad en el hospital Ochsner-LSU Health Shreveport.
“La familia agradece todas las oraciones y el apoyo en los últimos días pero solicita privacidad durante estos momentos complicados e inesperados”, dijo Bautsch en un comunicado. “Una declaración de la familia y los arreglos funerarios se darán a conocer más adelante”.
Los ocho miembros de la delegación legislativa de Luisiana describieron el fallecimiento de Letlow como devastador.
“Luke tenía un espíritu positivo y un futuro sumamente brillante por delante. Estaba ansioso por servir al pueblo de Luisiana en el Congreso, y nosotros estábamos entusiasmados de recibirlo en nuestra delegación, donde estaba listo para hacer un mayor impacto en nuestro estado y en nuestra nación”, indicaron en un comunicado.
El más reciente legislador del estado, que se disponía a asumir el cargo en enero, fue ingresado al hospital Monroe el 19 de diciembre luego de dar positivo al coronavirus. Posteriormente fue transferido a las instalaciones de Shreveport, donde ingresó a la unidad de cuidados intensivos.
El doctor G.E. Ghali, de LSU Health Shreveport, dijo al diario The Advocate que Letlow no padecía de enfermedades subyacentes.
El gobernador de Luisiana John Bel Edwards llamó a la población a orar por la familia de Letlow.
“El COVID-19 nos arrebató al legislador electo Letlow demasiado pronto”, dijo el gobernador demócrata en un comunicado. “Me rompe el corazón que no podrá servir a nuestro pueblo como representante federal, pero estoy todavía más devastado por su familia”.
A Letlow le sobreviven su esposa Julia Barnhill Letlow y sus dos hijos.

El gobernador Gavin Newsom hizo el anuncio de la infección detectada en el sur de California durante una conversación en internet con el doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas.
“No creo que a los californianos deba parecerles extraño esto. Es de esperarse”, declaró Fauci.
Newsom no facilitó detalles de la persona infectada.
El anuncio se hizo 24 horas después de que se reportara el primer caso de la variante en Estados Unidos. La persona fue identificada el miércoles como un elemento de la Guardia Nacional de Colorado enviado a ayudar en un asilo donde había un brote. Las autoridades de salud consideran probable que un segundo efectivo de la Guardia Nacional también se haya contagiado.
Los casos han suscitado diversas interrogantes sobre cómo llegó a Estados Unidos la variante que circula en Inglaterra y si es demasiado tarde para frenarla ahora, después de que los principales expertos señalaran la posibilidad de que ya se esté propagando en territorio estadounidense.
“El coronavirus está adquiriendo fuerza y estamos tan atemorizados que ni podemos pensar”, advirtió el doctor Eric Topol, jefe del Scripps Research Translational Institute. Subrayó que Estados Unidos efectúa muchas menos secuencias genéticas de muestras del virus para descubrir variantes en comparación con otras naciones desarrolladas, y de ahí la probable lentitud para detectar esta nueva mutación.

“No sabía lo que podía pasar si Trump obtenía un segundo mandato”, dijo Victoria Abramowska, quien obtuvo la ciudadanía en Maine hace unos meses, “después de todas las locuras que ya había hecho”.
Sus temores no eran infundados. El gobierno de Trump fue más hostil con la inmigración y los inmigrantes que cualquier otro mandato en décadas, dificultándoles a las personas visitar, vivir o trabajar en Estados Unidos y buscando reducir el número de personas que ingresaban al país sin autorización.
Joe Biden puede revertir rápidamente muchas de las acciones migratorias del gobierno una vez que sea juramentado como mandatario el 20 de enero. Sin embargo, el legado en materia migratoria de Trump no podrá borrarse fácilmente.
A la gente se le negó la oportunidad de solicitar asiló y fue enviada de regreso a condiciones de riesgo en sus países de origen. Los menores de edad fueron traumatizados al ser separados de sus familias. El muro fronterizo se erigió en zonas ambientales delicadas.
“El daño causado a personas de todas las estirpes — inmigrantes legales, inmigrantes indocumentados, solicitantes de asilo y demás — no se revertirá rápidamente y, en algunos casos, no se revertirá en lo absoluto”, dijo Aaron Reichlin-Melnick, del American Immigration Council. “Hay personas que perdieron la vida a causa de las políticas de inmigración de Trump”.